Piensa por un momento que recorres un centro comercial y un artículo novedoso ha llamado tu atención. Es un artículo pequeño, de esos que no sabes bien qué es, pero se ve llamativo, por lo que entras a la tienda y lo primero que haces es preguntar cuánto vale. Cuando esto sucede, y aunque en realidad no lo estés pensando, ya has creado para ti una expectativa de cuánto podría costar y de cuánto estarías dispuesto a pagar por aquello.Si resulta que el precio excede tus expectativas, probablemente ni siquiera te interese saber qué era y abandones la idea de comprarlo, pero si por el contrario está muy por debajo de lo que ya habías pensado pagar, probablemente lo compres a ciegas sin preguntar tampoco.
En un punto intermedio, si el precio está justo en tu rango previsto, entonces tal vez requieras más información para decidir si comprar o no, y tal vez busques alguna rebaja adicional que te motive a decidir. Cuando se trata de bienes raíces, este proceso mental no es muy diferente. Por lo que podemos concluir que: el precio es decisivo en la venta, y puede determinar el tiempo que nos tomará encontrar propuestas reales; si será en el corto o largo plazo, o directamente determinar si se venderá o no.
Ahora bien, determinar el precio de venta no es una tarea sencilla, pues intervienen un sinnúmero de variables que deberás tomar en cuenta. La primera y tal vez más importante es: LA UBICACIÓN: Una propiedad bien ubicada y no tan bonita, podría resultar más interesante que una propiedad bonita pero mal ubicada, por lo que cuando se trata de valuar un bien, la ubicación incluye muchísimo. La idoneidad de la ubicación dependerá, por supuesto, del proyecto que tenga el cliente o inversionista, si lo que se busca es una zona residencial o más bien comercial, pero, en cualquier caso, será decisiva.
La ubicación también influye en otras características de la propiedad como: si cuenta con servicios básicos, alumbrado público, calles asfaltadas, bordillos, buena conectividad, cercanía a las vías principales, cercanía con tiendas de primera necesidad u otros comercios, nivel de seguridad de la zona, existencia de otras edificaciones aledañas, entre otros. Cada característica puede añadir o restar valor según lo bien que satisfaga la necesidad del comprador.
SITUACIÓN POLÍTICA, SOCIAL Y ECONÓMICA: A la hora de vender, hay que pensar como un vendedor, y el vendedor para vender tiene que ponerse en los zapatos del comprador. Por ello, cuando la situación política, social y/o económica no es estable en el país, la confianza de los compradores para invertir su dinero disminuye, por lo que los precios tenderán a la baja. El vendedor no puede hacer caso omiso de esta realidad, valorando su propiedad como si la confianza del comprador estuviera sólidamente asida en una bonanza o en la seguridad del país.
EDAD DE LA CONSTRUCCIÓN: Se estima que una construcción puede devaluarse hasta un 2% anual, dependiendo de su nivel de conservación, por lo que, en el peor de los escenarios, al cabo de 50 años, una edificación en mal estado podría valer $0. Por el contrario, lo que conserva su valor en el tiempo y en ocasiones lo aumenta, es la tierra, y por ello decimos que es la mejor inversión puesto que exige poco del inversionista y puede generar grandes réditos. Si este es el caso de tu propiedad, probablemente solo debas considerar el valor del terreno para su venta.
LA FORMA DEL TERRENO: ¿El terreno es un triángulo, un cuadrado, un rectángulo, o no tiene forma definida? Estaremos de acuerdo en que si un terreno tiene forma de triángulo, alguna parte de su superficie no podrá ser aprovechada al máximo, de manera especial en donde el terreno se angosta; un terreno así, por ejemplo, no serán tan preciado como uno más aprovechable como un cuadrado o rectángulo. Considéralo a la hora de comprar.
Con esta breve explicación de algunos de los factores más importantes en la determinación del precio, queremos compartirte una perla cultivada que deberías tomar muy en cuenta: el costo no siempre es el precio. Con esto queremos decir que independientemente de cuánto costó realmente adquirir o edificar tu bien, debes considerar los factores antes mencionados para definir cuál es el precio de venta real, es decir, cuánto podrían pagarte realmente. Te lo pongo así: Juan (nombre ficticio) ha heredado un terreno en el que funciona una camaronera, dicho terreno se encuentra a 1 hora del continente y solo puedes llegar en lancha, está en medio de una isla y cualquier contacto con la civilización es inexistente a no ser por el viaje en lancha, no obstante, ha decidido construir ahí su casa y no ha escatimado en ningún gasto, le ha puesto mármol egipcio en los pisos, molduras de una madera exótica en las puertas y ventanas, lámparas colgantes gigantes de cristal en los techos, y todo tipo de acabado de lujo. Lamentablemente, poco después de terminar la construcción, Juan debe salir del país, y su casa queda abandonada por 30 años, tiempo durante el cual los acabados de lujo se han opacado y requieren mucho mantenimiento. Después de los 30 años, Juan regresa al país y quiere vender su casa, pide 1 millón de dólares. ¿La comprarías? Juan dice que no está ganando un solo centavo en la venta y que te la está dando al precio de lo que le costó construir. ¿Aun así la comprarías? Tal vez ahora resulte un poco más evidente por qué el costo no siempre es el precio.
De cualquier forma, la avaluación es un proceso complejo que requiere experiencia en dicho campo, conocimiento del mercado y de los métodos de avaluación más recientes. Lo más prudente sería recurrir a un experto avaluador, quien podrá determinar un precio realmente competitivo. Este servicio lo damos las inmobiliarias, agenda tu cita.
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